Una odisea en tu ceibo.
Ahí estabas tú,
con tu silueta desnuda
al viento, con tus alas abiertas
a punto de alzar el vuelo,
haciéndome la invitación, que
me uniera pronto a tu juego.
Embriagado estaba el ambiente
de olores beatos y paganos,
de sabor a manjar en tu boca
y de miel dulce que provoca.
Sobre un campo minado
de lujuria, estaba yo,
casi a punto de comenzar
mi odisea, de encumbrarme
en el ceibo de tu cuerpo,
casi a punto de beber
la savia y el perfume,
que emergía de tus adentros.
Tu sonrisa me susurraba
coqueta, me impulsaba
a no detenerme en mi
trayecto, rogabas cual si
fuera una plegaria, que
encontrara tu flor, y la regara.
Al rato nos hablamos sin
usar palabras, de besos
y las caricias hicimos nuestro
dialecto, y en tu ceibo
encumbrado desojé tus ramas,
con mi lengua y mis dientes, subí
por tus cordilleras y montañas.
Barboteó el licor desde tu alma,
lo comencé a beber con mucha gana,
y un eco agudo por el éxtasis
rompió el silencio, y nos dejó
en el limbo, por culpa de
nuestras mentes paganas.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor
Chile.
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