Ámame, lento, suave,
delicadamente, para
saborear el momento, para
detener las horas más tiempo.
Desplazate por mi cuerpo
con un sigilo que nadie
advierta, para que no nos
arrebaten la felicidad
que estamos sintiendo.
Quisiera tener el poder
de hacer perpetuo este
momento, eternizar las horas,
para estar contigo por siempre.
Ámame tan despacio, así
como dando tus primeros pasos,
aprendiendo en cada beso
que para mí eres mi aliento.
Que sin ti no se vivir, que
no quiero saber de un adiós
ni de un hasta pronto.
Porque si un día me faltaras,
ten por seguro que me
convertiría en estatua
de sal, por desear con afán
las huellas tuyas que habrán
quedado atrás.
No sería posible volver
a ser feliz en unos brazos
que no sean los tuyos.
Nunca me digas que te marcharás
porque abrirías un mar
de lágrimas en mi pecho
que nunca detendría su lamentar.
Ámame, pausadamente,
quiéreme tan lento conociéndome
más y más a cada momento.
Hasta que te hagas parte
de mi piel, y sientas lo mismo
que yo estaré sintiendo.
Ese miedo inmenso de
pensar que algún día puedo
perderte, y morir sintiéndome
enteramente vacía.
Ámame lento, adueñémonos
del tiempo, que nada nos arrebate
la felicidad, que estamos sintiendo.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor,
Chile.
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