domingo, 25 de enero de 2015

ADUEÑÉMONOS DEL TIEMPO.


Ámame, lento, suave, 
delicadamente, para 
saborear el momento, para 
detener las horas más tiempo.

Desplazate por mi cuerpo
con un sigilo que nadie 
advierta, para que no nos 
arrebaten la felicidad 
que estamos sintiendo.

Quisiera tener el poder 
de hacer perpetuo este 
momento, eternizar las horas, 
para estar contigo por siempre.

Ámame tan despacio, así
como dando tus primeros pasos,
aprendiendo en cada beso
que para mí eres mi aliento.

Que sin ti no se vivir, que
no quiero saber de un adiós
ni de un hasta pronto.

Porque si un día me faltaras, 
ten por seguro que me 
convertiría en estatua 
de sal, por desear con afán
las huellas tuyas que habrán 
quedado atrás.
No sería posible volver 
a ser feliz en unos brazos
que no sean los tuyos.

Nunca me digas que te marcharás 
porque abrirías un mar 
de lágrimas en mi pecho 
que nunca detendría su lamentar.

Ámame, pausadamente,
quiéreme tan lento conociéndome
más y más a cada momento.

Hasta que te hagas parte 
de mi piel, y sientas lo mismo 
que yo estaré sintiendo.

Ese miedo inmenso de
pensar que algún día puedo 
perderte, y morir sintiéndome
enteramente vacía.

Ámame lento, adueñémonos
del tiempo, que nada nos arrebate
la felicidad, que estamos sintiendo.

Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor,

Chile.

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