Sensatez.
Yo no quise hacerle daño
muy lejano estaba eso
de mi mano, pero ocurrió
sin pre meditarlo, y en un
momento, estábamos los dos
muy abrazados.
No fue mi intención hacerle
daño, robarle su inocencia,
cuando apenas cumplía,
los dieciséis años.
Yo con dos años mayor quizás
no este preparado para
afrontar la situación, que por
causa de un desliz se a
provocado, pero se que
no estaría bien , dejar
sola a la mujer que
claramente confió en aquél
que le robó, su terneza
y su nívea niñez.
Madurar se hace necesario,
por el bien de los dos, y por
el niño que hemos engendrado,
que nada tiene que ver en
esta discusión, porque
él no pidió se procreado.
Los juegos se quedan atrás,
y los pensamientos atontados,
aquí solo cabe el hombre,
no el que actuó como un alocado.
Pesan los dieciocho ahora,
y el no haberlos valorado,
pero las alas no me han
cercenado, y el vuelo
que hoy emprendo lo haré
con mujer he hijo a mi lado.
La felicidad está en dar
y no tan solo en haberla
quitado, veré a mi niño
crecer, y a mi niña sonreír
siendo yo, el hombre sensato,
que logró hacerlos feliz.
muy lejano estaba eso
de mi mano, pero ocurrió
sin pre meditarlo, y en un
momento, estábamos los dos
muy abrazados.
No fue mi intención hacerle
daño, robarle su inocencia,
cuando apenas cumplía,
los dieciséis años.
Yo con dos años mayor quizás
no este preparado para
afrontar la situación, que por
causa de un desliz se a
provocado, pero se que
no estaría bien , dejar
sola a la mujer que
claramente confió en aquél
que le robó, su terneza
y su nívea niñez.
Madurar se hace necesario,
por el bien de los dos, y por
el niño que hemos engendrado,
que nada tiene que ver en
esta discusión, porque
él no pidió se procreado.
Los juegos se quedan atrás,
y los pensamientos atontados,
aquí solo cabe el hombre,
no el que actuó como un alocado.
Pesan los dieciocho ahora,
y el no haberlos valorado,
pero las alas no me han
cercenado, y el vuelo
que hoy emprendo lo haré
con mujer he hijo a mi lado.
La felicidad está en dar
y no tan solo en haberla
quitado, veré a mi niño
crecer, y a mi niña sonreír
siendo yo, el hombre sensato,
que logró hacerlos feliz.
Mónica.
Ruth Mónica MUñoz R.
Derechos de autor.
Chile
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