Surcando en mi piel.
En una habitación los dos
cómplices con las miradas
pensando lo mismo en aquél
instante, tratando de encontrar
la manera perfecta, de
abrirnos a nuestros deseos.
Con caricias cálidas que
aumentaban el calor en
ese preciso momento,
tú, escudriñabas mi figura
yo, te robaba mil besos.
Nuestras pieles deseaban
ser amadas, nuestras mentes
a mil, alborotadas, cada
vez mas te internabas, en
mi mundo, y yo te dejaba.
Ávidos de deseos, y
de lujuria que aumentaba,
tus dedos escribían en mí,
los versos mas dulces que jamás
me habría imaginado.
Me entregué del todo a ti,
consumamos allí lo planificado,
y un mundo mágico descubrí
para mí, cuando por mi piel,
suavemente ibas surcando.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor.
Chile 2014.
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