jueves, 19 de marzo de 2015

Relatos eróticos.

María, Luis y Lidia.

2-parte.

Lidia asombrada por las palabras que le acababa de decir su amiga
solo cayó, no se atrevía a decir si o no, a la propuesta de María.
Un tanto interesada y mayormente curiosa después de un rato le
respondió que sí, que sería interesante conocer como era ese
chofer fuera de su trabajo.
Luis ese día no trabajaba, por lo tanto, no contaban con el auto
del papá de María para salir a su carrete.

-¿Y como lo vamos a hacer?- dijo Luis a María
-No te preocupes, yo ya he arreglado todo, un amigo me va a
prestar su auto para esta noche, pero- se dirigió a Lidia- Tú
vas a tener que decirle a mis papás que hoy me quedo en tu casa
a dormir, ok.
-Ok- respondió Lidia entusiasmada a esas alturas del partido.
18:30 y las chicas salían de casa, unas cuadras mas lejos las
esperaba Luis. Caminaron un poco más y María llamó por
teléfono a su amigo para decirle donde tenía que ir a buscar
el auto. Unos minutos más tarde estaban frente a un edificio
de departamentos, llamó a su amigo y este bajó casi de inmediato.
-Aquí tienes las llaves María, espero que lo cuides mucho y me
lo devuelvas sano y salvo- dijo el joven a su amiga.
A María aquella primera vez con Luis le quedó gustando demasiado
como también el lugar donde estuvieron; Una casa humilde con
las mínimas comodidades, y el ambiente que  que hacía notar
que allí vivía un hombre solo. Le llamaba la atención el olor
que se respiraba allí, donde la ropa de Luis tapizaba los sillones
y la cama, impregnada con aroma masculino; Eso parecía
excitar a la joven María, cosa que también le ocurrió a Lidia,
porque sin demostrar incomodidad, al llegar a la casa de inmediato
se puso cómoda: Se sacó los zapatos y un tapado que llevaba puesto.
-¿A qué hora comienza la fiesta? dijo Lidia
-A la hora que deseen respondió Luis.
Presta María a lo que había escuchado, respondió...
-Si quieren de inmediato para no perder el tiempo
Sin más preámbulos y como entrada para el momento, los
jóvenes se  sirvieron un trago, cosa que duró menos que un
estornudo de gato, casi de inmediato Lidia se abalanzó sobre
Luis y comenzó a besarlo,   María hizo lo mismo y entre las dos
muchachas comenzaron a acariciar a Luis el que muy pronto
se prendió y respondió de igual manera. La manos se le hicieron
pocas para tanta piel que debía recorrer, pero se las arregló para
conseguir acariciar a ambas chicas.
Ahí mismo, sobre una alfombra que cubría el piso, los jóvenes
se dejaron caer ávidos de pasión, deseosos de experimentar
sensaciones maravillosas que a sus edades desean experimentar
con más ímpetu. Un Luis que se deslizaba por el cuerpo
de Lidia conociéndola a ella de la misma manera como conoció
a su amiga María, jadeaba explorando el interior cálido, mojado
y ardiente de la chica que en varias ocasiones sorprendió
mirándolo, succionaba sus pechos, los acariciaba , y al sentir
el pecho latir  de una extasiada Lidia, respiró hondo y la
llenó de su lluvia de leche: Lidia por su parte gozando de un
fantástico orgasmo, aquietó sus caderas, se quedó mirando
al chofer a los ojos y le dijo.
- Eres maravilloso.
María que esperaba su turno, un tanto celosa, dejó que
Luis descansara muy poco y lo entusiasmó para que esta
vez fuera a ella a quién complaciera así como lo hizo con
Lidia. Una vez más el chofer obedeciendo a su patrona,
se la llevó a la cama y le hizo el amor con más confianza
que la ves primera, esta vez sabía donde y como debía
hacerlo para complacer a María. Como una fiera se le abalanzó,
se tumbó sobre ella y sin más ni más la penetro, pero
dentro de ella se quedó más tiempo. Una porque
necesitaba hacerlo y porque le gustaba sentir el calor
y la humedad de su patroncita, otra, porque era la
primera mujer, distinta social mente, que se fijó en él
y porque se había enamorado de ella,  desde
el primer momento que la conoció.

<Mónica>

 
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario