María, Luis y Lidia.
1.parte.
Lidia se reía a carcajada de lo que su amiga María le había contado.
Hacía dos semanas que a su casa había llegado un chófer nuevo,
desde el primer momento a María le atrajo el hombre, lo encontraba
guapo, así que no tuvo miramientos en acercarse a él y cada vez que
podía le pedía que la llevase a dar un paseo donde él quisiera. Por ser
la hija del patrón Luis no se negaba al menos cuando estaba libre
ya que cuando el padre de la joven lo necesitaba solo le decía que
no podía porque estaba ocupado.
Un día de esos en los que salían a pasear, Luis como era quien tenía
que elegir el lugar donde llevarla, le propuso que fueran a su casa.
Era la primera vez que irían allí, María no puso objeción solo quería
divertirse y cualquier lugar le daba lo mismo.
- Pase usted señorita- dijo Luis- Esta es mi mansión siéntase como
en su casa.
María asombrada miraba a su alrededor y observaba la pobreza
en la que vivía Luis, después de un rato no le dio mas importancia
y se acomodó como lo hacía en su casa.
-¿Algo de beber, dama?- preguntó Luis a la chica
María no acostumbraba a beber tan temprano, pero aceptó el ofrecimiento
-Un sour, por favor.dijo
Después de haber bebido varios sour, María se envalentonó y le dio un
beso a Luis.
-Pero que hace señorita- dijo Luis- usted no está bien creo que debemos
volver a su casa, sus padres se pueden dar cuenta de mi tardanza y no
sé qué podría pasar.
-¡No! aún no por favor, quedémonos solo un momento más, solo un
momento- dijo María.
Insistió tanto que Luis no pudo negarse. María no dejó de intentar
de besar a su chofer, tanto insistió que al final Luis respondió a sus
besos. Las horas pasaron y la pasión de aquél momento se acrecentó,
en la piel de María tanto como en la de Luis, que sin pensarlo más,
se dejaron caer sobre una cama sin tender. Una María entregada
totalmente al momento que tanto imaginó, y un Luis excitadisimo,
se amaban; Las manos ásperas del chofer recorrían el cuerpo delicado
y suave de la hija del patrón, bañados en sudor se conocían
cada vez más, y sin poder dilatar más el tiempo Luis penetró a María
la hizo suya y gustó el sabor que tenía la piel de su patroncita.
-No te rías- le dijo María a Lidia- Mira que para hoy tengo un
panorama que te contempla a ti.
-¿Y eso? dijo Lidia- ¿A qué te refieres?
-A que hoy tú, yo y el chofer nos reunimos para pasarla ¡Muyy bien!
no me vas a decir que no te gusta Luis, porque te he visto como lo
miras, y las ganas que le tienes, yo, lo miraba de la misma manera
como lo miras tú. Así que, ¿Qué me dices, aceptas la invitación?
<<Mónica>>
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