Pude ver como lloraba al ver que me alejaba
dudé por un momento si seguir avanzando
o quedarme con ella en aquél momento.
Pero ya lo había decidido,
no era bueno lo que le ofrecía
solo eran migajas de amor
minutos que le robaba a las horas
que compartía con mi familia.
Reconozco que sí me importó
que llegué a sentirla muy a dentro,
hasta en ocasiones temí enamorarme
de su piel morena y de sus rojos labios.
Siempre fui sincero
y le hablé con la verdad
mi vida estaba resuelta
desde mucho tiempo atrás.
Ella me aceptó así
sin remilgos ni exigencias
sabiéndose la segunda
la que llegó tarde,
la que no pudo agregarle
a su nombre mi apellido.
Pude ver como sufría
y titubeante proseguí mi camino,
me dolió verla llorar
pero ya estaba decidido.
No era justo para ella
estar atada a mi ritmo.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor.
Chile 19/09/2014
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