¡Que muera el amor!
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Muere por favor,
pero aquí, en mi pecho,
muere
y conviértete en polvo de una vez.
¡Desaparece ya
de este lugar que estás ocupando,
no quiero ni aguanto más
el seguirte soportando!
-
Muere de una vez
y déjame tranquilo
con mis quehaceres
de estúpido enamorado,
tratando de curar la herida
que has abierto en mi pecho.
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Que la noche por fin se vuelva día
y el día dure medio día,
que el atardecer ocupe el espacio oscuro
y no exista nunca más
la hora obligada de dormir,
para no estarte mirando.
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Muere y esfúmate como el humo,
y que no queden esquirlas de ti,
para que no me las devuelva el viento.
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Mónica
Ruth Mónica Muñoz R
Derechos de autor
Chile.
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