La luna iluminaba el cuarto, no encendieron las luces,
él quería retozar envuelto en un total romanticismo
su deseo era volver loca a su amada haciéndola suya.
Ambos desnudos zigzagueaban entre las húmedas sabanas,
los gemidos de placer bombardeaban el cuarto,
la cama rechinaba cada vez que ella lo galopaba,
y lo hacía llegar al campo de los Elíseos
Él, un hombre corpulento, ella, una mujer delgada
y estatura mediana, logró dominar la situación
e hizo que un robusto hombre quedara como un
tierno corderito ante las manos de su depredador.
Así es como el señor que se creía un campeón,
no logró ser el guía en la expedición, o
en la batalla cuerpo a cuerpo.
<<MÓNICA>>
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