Cuando llegaste a mí.
Como un oleaje furioso
llegaste, te miré, y no pude
más que desearte, no me asustó,
el ímpetu de tu llegada,
casi completamente doblegada,
te dejé entrar en mi corazón
y allí te cobije como deseaba.
Fui tan insolente, lo que
en ti veía lo quería mío,
un bloqueo total a mi
cordura es lo que en mí
pasaba, solo quería
tenerte cerca y hacer
todo lo que imaginaba.
Cerré mis ojos y en un sueño
inducido, pude así
tenerte todo mío, sentí
tu aroma, tus labios junto
a los míos, tu piel adherida
a mi piel como un magneto,
cálida y delicada
rosando cada uno de
mis poros que se despertaban
al sentir tu cercanía.
La lujuria se apodero de mí,
fui tan obvia que tus manos
advertí abriendo las cerraduras
que a nadie más permití, nada
prohibido existía para ti...
Me entregué al placer de sentir
como me querías descubrir.
El miedo se fue, enajenada
me entregué a ti, aunque
sabía que al abrir los ojos,
quizás, ya no estarías aquí.
Mónica
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor
Chile.
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