viernes, 10 de abril de 2015

LA PRIMERA VEZ.


Del amanecer tuvimos
miedo, no queríamos que
se nos escapara el encanto
de luces titilantes de
estrellas, de brillos de 
una sonrojada luna.
Yo te tomé de la mano,
me aferré muy fuerte a
tu pecho, platiqué con tu
corazón agitado,
estábamos de acuerdo en
no desperdiciar ese momento.
Tus uñas se clavaron en
mi espalda, agazapados
los dos estábamos tratando
de impedir que el sol nos separara
y anulara nuestro
intento de amarnos.
Como hiedra tus brazos me
rodearon, tu cuerpo una
colmena, me abrió de par
en par sus puertas, se ofreció
como el más delicioso néctar
para saciar la sed
de mi boca sedienta.
Rendidos ante los brazos
del pecado, febriles, y
entusiasmados, nos fugamos
hacia la libertad y
galopamos por los collados.
Yo fui secundando tus pasos,
me convertí en prosa, y
escribí en tu carne con
mi boca, una húmeda
canción, que sonará
por largo tiempo.
Ya completos y arrobados
habiéndonos plenamente saciados,
abrimos las ventanas, y
El día...
Sin darnos cuanta había llegado.

Mónica
Ruth Mónica Muñoz R
derechos de autor
Chile.

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