En el alba de tu cuerpo
descubrí un nuevo día,
un nuevo sol, y en tu cabellera
negro azabache un mundo
lúbrico donde deslizarme.
Un panorama espléndido
me ofreció tu cuerpo, roses
furtivos, que atrapar osé
con mi boca.
Un universo vi mas allá
de tus ojos, un paradigma
a seguir, tus contoneos locos.
La fiebre me hizo sucumbir
y te invité al cuarto
donde pudimos realizar,
el mayúsculo de los asaltos.
Te sentí vibrar, con cada
caricia mía, me sentiste vibrar,
con los roces que me ofrecías.
Iba acorde con tu ritmo,
me fascinaba verte como bailarina,
danzando al rededor de mi cuerpo,
haciéndome un devoto de tus caricias.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R.
Derechos de autor.
Chile
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