Noche de placer.
Escondidos de la gente
con nuestros cuerpos desnudos
y desnudas nuestras mentes.
Nos besamos, nos acariciamos
como queriendo atrapar
el tiempo que pasó y en
el que no estuvimos juntos.
Me miras, te miro,
y el latir de nuestros corazones
sale fuerte por los oídos.
Me acaricias, te acaricio,
nuestras manos buscan encontrarse
con los deseos más escondidos.
Mi piel se inquieta, se inquieta tu piel,
exhalamos gemidos,
nos abrazamos fuerte, nos rosamos.
Dos pieles que danzan al fragor
de un coito, dos cuerpos
que arden y se retuercen
en las llamas del libido.
Colinas que se empinan,
bosques que se abren,
instantes húmedos
que humedecen nuestra cama.
Batallas de orgasmos,
placeres impúdicos
que no podemos ocultar.
Se mece la luna detrás
del cristal, celosa se pone
al vernos gozar.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R
Derechos de autor
Escondidos de la gente
con nuestros cuerpos desnudos
y desnudas nuestras mentes.
Nos besamos, nos acariciamos
como queriendo atrapar
el tiempo que pasó y en
el que no estuvimos juntos.
Me miras, te miro,
y el latir de nuestros corazones
sale fuerte por los oídos.
Me acaricias, te acaricio,
nuestras manos buscan encontrarse
con los deseos más escondidos.
Mi piel se inquieta, se inquieta tu piel,
exhalamos gemidos,
nos abrazamos fuerte, nos rosamos.
Dos pieles que danzan al fragor
de un coito, dos cuerpos
que arden y se retuercen
en las llamas del libido.
Colinas que se empinan,
bosques que se abren,
instantes húmedos
que humedecen nuestra cama.
Batallas de orgasmos,
placeres impúdicos
que no podemos ocultar.
Se mece la luna detrás
del cristal, celosa se pone
al vernos gozar.
Mónica.
Ruth Mónica Muñoz R
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