Inexorablemente pasa el tiempo,
dejando huellas en la piel
marcando su paso a fuego.
Jamás detiene su marcha,
avanza y avanza sin
que nadie pueda detenerlo.
Un alto le pido y no me lo concede
ignora mi ruego y mi clamor sincero,
indolente es, no sufre mi muerte,
total, pasaré de él sin que me recuerde.
El tiempo no ama a nadie.
Maldito el que confía en él,
el que deposita su vida
en manos de este depredador,
que se alimenta de las edades.
Mónica
Ruth Mónica Muñoz R
Derechos de autor.
Chile.
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