Despertó y en su rostro
se dibujaba la alegría,
en sus ojos una luz brillante
se asomaba como muestra
de que se sentía feliz.
Pasó la noche con su amado
conoció un mundo distinto
a su lado. Solo unas horas
antes, su cuerpo disfrutaba
las caricias que siempre había soñado.
Nadie se lo contó, su piel
se fundió con la suya, ardió
su cuerpo en una hoguera,
sació sus ganas de ser amada.
Ahí estaba él, descansando
a su lado, permanecía
la magia, aún no se había esfumado.
Lo recorrió con la mirada,
lo acarició, lo besó
e hizo arder nuevamente
la llama. Él no tubo problema
en volver a amarla, del fuego
que los quemó la noche anterior
quedaban brazas esperando ser avivadas.
Mónica
Ruth Mónica Muñoz R
Derechos de autor
Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario